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ZALAMEA LA REAL - HISTORIA

EL PRECIO DE LOS PRIVILEGIOS

EL PRECIO DE LOS PRIVILEGIOS

“…y os vendo a vos, el dicho concejo, justicia y regidores, escuderos, oficiales y hombres buenos de la villa de Zalamea, así a los que ahora son como a los que serán de aquí en adelante, para siempre jamás, la dicha jurisdicción civil y criminal y os hago villa de por sí y sobre sí para que en la dicha villa uséis la dicha jurisdicción…

…y  la gocéis perpetuamente…, y que nos, ni los reyes nuestros sucesores, ahora ni en tiempo alguno, la venderemos ni apartaremos… ni la daremos a persona alguna de cualquier calidad y condición …

 …Y si fuéredes o fueren despojados… de la tenencia y posesión… han de hacerlo restituir y restituirán luego sin dilación alguna.”

 (Extracto de la carta de privilegios de1592)

 Bien conocido por todos es el proceso de emancipación del arzobispado que culminó con los privilegios concedidos  por Felipe II fechados el 15 de Junio de 1592 en Segovia, por tanto no vamos a profundizar en ello; pero sin quitar  un ápice de valor a la importancia que supuso para el pueblo la concesión de estos privilegios ni restar relevancia  al esfuerzo que para conseguirlos tuvieron que hacer nuestros antepasados  es conveniente hacer algunas consideraciones sobre los mismos.

 En primer lugar hay que decir que los privilegios no fueron concedidos graciosamente, los zalameños tuvieron que pagar  un alto precio por ellos. Veremos cuánto y por qué.

 En aquellos años la monarquía de Felipe II se encontraba en una situación en la que las arcas reales  estaban exhaustas y todos los recursos de recaudación prácticamente agotadas. Gregorio XIII,  en compensación por los servicios prestados por el rey emite una bula por la que le permite hacerse con los señoríos de la Iglesia, lugares y villas,  de rentas inferiores a 40.000 ducados. Y Zalamea se encontraba entre ellas. Pero, claro la posesión de la villa no le reportaba ninguna cantidad directa en efectivo, entonces Felipe II, al que le interesaba contar con dinero en metálico, ideó una maniobra para que nuestro pueblo, y otros muchos pueblos más en situación similar al nuestro, pudieran aportarle unos ingresos inmediatos que le permitieran afrontar los gastos y deudas que le acuciaban.. De esta manera después de amagar con la cesión del señorío al marques de la Algaba, mediando en la operación Nicolás Grimaldi,  banquero genovés con el que Felipe II tenía tratos, el rey ofrece al pueblo la posibilidad de comprarse a sí mismo indicándole que de así hacerlo podría disponer de su propia jurisdicción.

 Después de pensarlo y de valorar las dificultades y ventajas  que de ello se desprenden, el concejo  acuerda solicitar al rey redimirse a sí mismo pagando la cantidad que se estableciera. Dicha cantidad fue de 16.000 maravedíes por vecinos y 42.500 por cada millar de rentas jurisdiccionales. Como en aquel momento Zalamea tenía en su término municipal  817 vecinos y medio ( que no es lo mismo que habitantes reales) y que las rentas jurisdiccionales se elevaban, según hemos calculado, a 47.816 maravedíes, correspondía pagar 13 cuentos (millones), 80.000 maravedíes por los vecinos y 2 cuentos  24.190 por rentas juridiccionales, resultando en total  una cantidad de 15 cuentos 104.190 maravedíes. 

 Naturalmente Zalamea, que no disponía ni por asomo de esa cantidad, hubo de pedir un préstamo del que salió fiador Don Francisco Bernal Estrada; ilustre personaje de la época; El préstamo lo concede Doña Brigida de Arco Corzo,   préstamo que hubo que pagar durante 200 años. Desde nuestra perspectiva la operación tiene algunas sombras que convendría aclarar en un futuro. Evidentemente el objetivo final era proporcionar liquidez al monarca, pero todos estos personajes debieron obtener  también sus propios beneficios.

 Finalmente Bartolomé Portillo de Solier, tesorero real, firmó una carta de pago fechada el 12 de diciembre de 1587 haciendo constar el haber recibido del concejo de Zalamea  la cantidad estipulada.

 Y fue entonces cuando Felipe II otorgó y confirmó los privilegios.

 Para tener una apreciación del esfuerzo que supuso para nuestros antepasados el pago de esta cantidad vamos a intentar trasladarlo a nuestros días. Resulta aventurado establecer una equiparación porque las situaciones sociales y económicas son distintas y la facilidad para conseguir esas cantidades hoy son diferentes  de las de aquella época. No obstante vamos a arriesgarnos para que podamos tener una idea aproximado del coste de la operación.

 Teniendo en cuenta lo que costaban algunos artículos en aquel tiempo y el precio que esos mismo artículos tienen hoy podemos equiparar el valor del maravedí con 0,60 euros aproximadamente, con lo que con una sencilla operación matemática calculamos que Zalamea hoy tendría que pagar por sus privilegios algo mas de 9 millones de euros ( más de mil quinientos millones de las antiguas pesetas) Si ya para estos tiempos es una cantidad muy elevada, hace cuatrocientos años sería literalmente desorbitada.

Ese fue el precio que los zalameños pagaron por unos privilegios que les llenaron de orgullo  y que aún hoy suscita nuestra admiración, pero que les dejaron embargados durante dos siglos.

Manuel Domínguez Cornejo      Antonio Domínguez Pérez de León


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