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ZALAMEA LA REAL - HISTORIA

LAS RELIGIONES ABRAHÁMICAS.

LAS RELIGIONES ABRAHÁMICAS.

SUS HUELLAS EN ZALAMEA LA REAL

El Abraham bíblico es considerado hoy como padre de las tres religiones monoteístas occidentales: judía, cristiana y musulmana. Tres religiones fundamentales para comprender la situación política y social del presente. Aunque la historia de este patriarca es sobradamente conocida, hagamos un breve repaso desde una perspectiva histórica.

Aparte de la narración bíblica, no existen hasta el momento otros  documentos ni vestigios arqueológicos que acrediten la existencia real de Abraham. Pudo tratarse de un personaje ficticio en el que se personificaron hechos, narraciones o leyendas orales sobre el devenir de una tribu o de un pueblo. Pero igualmente pudo haberse tratado de un personaje real.  Su historia se cuenta en el Génesis, primero de los libros del Pentateuco. Hoy hay una auténtica controversia acerca de la historicidad o no del relato bíblico referido a Abraham. Siguiendo los datos que nos ofrece la Biblia, debió nacer unos 1800 años  antes de Cristo en la ciudad de Ur, una de las primeras urbes que se formaron en el fértil valle de Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Eúfrates. Vivió 175 años, edad de todo punto inverosímil teniendo en  cuenta que la vida media límite en aquella época no sobrepasaba los 35 o 40 años. La razón de esa longevidad  puede deberse a dos razones, bien  a una hipérbole literaria del autor del Génesis,  o bien a que las medidas de tiempo utilizadas eran distintas a las actuales. Hay investigadores que dicen haber hallado incluso la casa natal de nuestro hombre en las excavaciones de Ur. Se casó  con su hermanastra Sara y fallecida ésta con Quetura. Tomando como referencia el contexto histórico, probablemente se tratara del cabeza de familia o jefe de una tribu de pastores nómadas que sale de Mesopotamia, con sus rebaños y familiares, huyendo quizá de un periodo de sequía o puede que expulsados o perseguidos y deambulando por Egipto y el actual estado de Israel. Lo más significativo es que, según las referencias documentales, este grupo poblacional rendía culto a un único Dios.

            Tuvo ocho hijos, los seis últimos de Quetura, pero son los dos primeros los que nos interesan. Como su esposa no parecía capaz de engendrar, ella misma le ofreció a su esclava Agar para que le diera su primogénito. Sabemos que esta era una práctica habitual en aquellas sociedades patriarcales primitivas en la que las esclavas se consideraban una extensión de su propietaria y donde lo fundamental era asegurar el linaje; de hecho aparece en otros pasajes de la Biblia. Así pues en ella concibió Abraham a Ismael; más tarde, siendo ya mayor, Sara engendró a Isaac (el protagonista del famoso episodio del sacrificio). Después de surgir algunas desavenencias entre ellos y sus respectivas madres estos hermanos se separan y dan origen a dos grupos poblacionales en los que con el tiempo surgirían las religiones monoteístas que tratamos en este artículo.

Parece ser, según se infiere del texto bíblico, que Isaac se asienta en Canaán y comienza a ser sedentario con la práctica de la agricultura y la ganadería. Tuvo por hijo a Jacob, y este a su vez a doce hijos que, según la tradición dieron lugar a las doce tribus de Israel. Con Isaac y sus descendientes nace la religión judía, conservando sus creencias en un solo Dios, pero con sus propias leyes, normas y su vasta tradición cultural e histórica.

            Casi 1.600 años más tarde, entre la propia población judía, nace en Belén Jesús de Nazaret que está llamado a convertirse en líder de una nueva religión. En un principio no tiene intención de crear una religión distinta, como él mismo asegura en el Nuevo Testamento, sino que hace una nueva interpretación de las leyes y costumbres judaicas dándoles un sentido más humanitario y de igualdad social, predicando públicamente  contra la corrupción del poder político y religioso de la época, lo que a la postre le acarreará la muerte por crucifixión.  Después de ello sus seguidores crecieron exponencialmente, creándose infinidad de comunidades fieles a sus enseñanzas que dan origen al “cristianismo” que se extendió de forma rápida por toda Europa occidental y Asia Menor. A ello contribuye en gran medida el hecho de que el imperio romano, que al principio  persigue a los cristianos, acabe adoptando el cristianismo como religión oficial.

Por el otro lado, el primer hijo de Abraham, Ismael  y sus descendientes dan lugar a otro grupo étnico conocido como los “ismaelitas”, que originalmente no tuvieron grandes diferencias religiosas con los descendientes de Isaac, manteniendo igualmente firme su creencia en un solo Dios. Pero más adelante en el seno de este grupo de población, en el siglo VII, surge un profeta, Mahoma, que se declara descendiente directo de Abraham y dicta unos preceptos que se recogen en su libro sagrado, El Corán, conservando el monoteísmo propio de sus raíces pero marcando una notable diferencia con las otras dos religiones

Como vemos, las tres se originan a partir de Abraham, a los que todas ellas reconocen como su patriarca. Es por ello que se les denomina las religiones abrahámicas. Hoy las practican más de la mitad de la población mundial, concretamente 2.300 millones son cristianos, 1.900 millones musulmanes y 14 millones son judíos.

Al principio los seguidores de estas tres religiones se toleraban y convivían en una relativa armonía, pero su utilización por los poderes políticos de los territorios en las que estaban asentados originó enfrentamientos entre sus fieles. Pero veamos ahora cuales son las huellas que estas tres religiones dejan al llegar a Zalamea.

Si hacemos caso a la leyenda, la primera en llegar es la judía; sucede cuando en el primer milenio antes de Cristo, un grupo de hebreos, encabezados por la hija de Salomón pasa por estos lugares  y hallando sus aguas saludables que ayudan a recobrar la salud a la princesa,  establecen un asentamiento que dio origen al actual pueblo. Como hemos dicho otras veces, esta leyenda carece de fundamento y pudo ser una creación surgida en el siglo XVII, aunque bien es verdad que sí está históricamente comprobado que lo hebreos establecieron relaciones comerciales con los fenicios a los que en ocasiones acompañaron en sus rutas. Si los fenicios llegaron a estas tierras, como así parece demostrar los vestigios hallados en las minas de Riotinto,  no es descartable que pudiera haber venido algún contingente con ellos. Por otro lado tenemos la incógnita del poblado de Abiud. Se trata de una pequeña aldea del término, cuyos restos son aún visibles cerca de la carretera de Marigenta. Abiud es claramente un nombre hebreo que aparece en la genealogía de Jesús. ¿Pudo tratarse quizá de un asentamiento judío? Sabemos que estuvo poblado hasta mediados del siglo XVIII, quedando desierto a partir de entonces, posiblemente debido  una emigración masiva por razones desconocidas  o a una epidemia que acabó con todos su habitantes.

En lo que se refiere al cristianismo, recientes investigaciones apuntan a que se introduce en la península ibérica por las propias legiones romanas. En concreto en Zalamea los primeros indicios de esta religión se encuentran en el poblado paleocristiano del cabezo del Castillo de El Buitrón. La cruz de Calvario o Gólgota grabada en una de las rocas de los Aulagares y las tumbas antropomorfas halladas en el término, pendientes de una datación más precisa y cuya cronología puede estar entre los siglos VIII y XVI, son posiblemente los primeros vestigios de comunidades cristianas existentes en nuestra zona. Por otro lado la primitiva iglesia de las dos naves, citada en las reglas de la hermandad de San Vicente de 1425, así como las antiguas ermitas de Santa Marina de El Villar y Santa María de Ureña pudieron ser testigos de la consolidación del cristianismo en Zalamea.

Respecto a la introducción de la religión islámica, cuando los musulmanes invaden la península a principios del siglo VIII es de suponer que esta religión se implanta de hecho en la zona, pero no de manera exclusiva ya que sabemos que en un principio fueron tolerantes con cristianos y judíos a los que simplemente impusieron impuestos y duras condiciones para el culto público. Hoy los vestigios materiales de esta religión en nuestro pueblo son escasos, se limitan al hallazgo de algunos útiles de cerámica impresos con caracteres árabes, a un horno de alfarero hallado en los inicios de la construcción de la barriada del Fresno y al poblado excavado por Adriano  Gómez Ruiz próximo al dolmen número 13. Sin embargo posiblemente el vestigio más sólido de los musulmanes en nuestra tierra sea el propio nombre de Zalamea, que aparece por primera vez en el privilegio rodado de Alfonso X, en 1279 después de ser reconquistada  y  todo apunta a que se trata de una castellanización de su nombre anterior, durante la época de dominación árabe: “Salamya” o “Salamhe”

Tres religiones con un mismo origen que a pesar de sus actuales divergencias están destinadas a entenderse.


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