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ZALAMEA LA REAL - HISTORIA

LA INFLUENCIA DE LA INQUISICIÓN EN ZALAMEA

LA INFLUENCIA DE LA INQUISICIÓN EN ZALAMEA

Muchas veces nos hemos hecho la pregunta  si la Inquisición actuó en Zalamea. Veamos

En 1478 los Reyes Católicos fundaron la Inquisición en España. En contra de lo que se cree no fue un invento español, con anterioridad ya existía otra Inquisición creada por el papado, pero fue esta que crean los Reyes Católicos en España la que acabaría alcanzando fama mundial por su rigor y extrema dureza.

Tomás de Torquemada, nombrado Inquisidor general por los reyes, estableció  la sede del tribunal en Sevilla, ejerciendo su poder sobre todo el vasto reino de esta ciudad que incluía lo que hoy es la provincia de Huelva. No es por azar que fuera este reino el designado para constituir la sede primera del tribunal ya que Andalucía fue el último territorio en el que habitaron los musulmanes y donde persistía una numerosa comunidad judía. Su objetivo era velar por la pureza de la fe católica, combatir las perniciosas influencias  que estas religiones pudieran ejercer sobre los creyentes y vigilar las falsas conversiones. No tardaron mucho en constituirse tribunales de distritos en otros reinos como el de Jaén y Córdoba, creándose una tupida red de los conocidos como familiares y comisarios del Santo Oficio.

En lo que hoy es el territorio norte de la provincia de Huelva, el tribunal actúo con firmeza a finales del siglo XV. La existencia de colonias musulmanas, principalmente en Aracena y Almonaster, motivó que los tribunales del Santo Oficio intervinieran  especialmente en esos lugares.

Se tiene constancia de un auto de fe celebrado en Aracena el 20 de julio de 1481 en el que fueron  quemadas en la hoguera 28 personas. Por otro lado se sabe que en Zufre el tribunal del santo oficio de Sevilla estableció una sede temporal en un edificio que hoy ocupa el Ayuntamiento de esa localidad.

Los autos de fe eran actos públicos  que se celebraban para que los condenados pudieran mostrar su arrepentimiento, dictar las sentencias condenatorias  a los herejes y llevar  a cabo su ejecución,  cuando procedía. El reconocimiento público de su culpa, la abjuración, no siempre acarreaba el perdón y en algunos casos solo suponía la “clemencia” de ser ajusticiado antes de ser quemado en la hoguera. Si el reo no reconocía su delito ni mostraba arrepentimiento era quemado vivo.

No existe constancia hasta ahora de que el tribunal actuara en nuestro pueblo, y por tanto que tuviera lugar ningún auto de fe, pero sí sabemos de la existencia  en Zalamea desde el siglo XVI de familiares del santo Oficio.

Los familiares del Santo oficio eran agentes de segundo orden de la Inquisición que se ocupaban de vigilar la pureza religiosa de la población y de denunciar a aquellos sospechosos de herejías o de apartarse en su vida y costumbres de la heterodoxia católica vigente en aquellos momentos, Actuaban como verdaderos  espías del santo oficio, delatando a sus vecinos, en otras palabras, auténticos chivatos. Eran personas temidas en tanto que podían realizar su denuncia de manera anónima puesto que la inquisición no desvelaba nunca a los reos quienes eran los que les habían acusado. El hecho de ser familiar del santo oficio  suponía a sus titulares  ciertos privilegios como el derecho a portar armas.

Como hemos dicho antes no tenemos hasta el momento  constancia de personas de Zalamea que sufrieran persecución o fueran condenadas por el tribunal. El hecho de haber sido desde 1279 un señorío eclesiástico quizás impidió la proliferación de comunidades judías o musulmanas que fueron originalmente el centro de las sospechas. No olvidemos que el último arzobispo señor de Zalamea  fue precisamente inquisidor general de todos los reinos de España.

 La influencia de la Inquisición en Zalamea se ejerció de manera indirecta. Hemos podido ver documentos de limpieza de sangre que aún se conservan en archivos familiares. Se trataba de documentos protocolarios donde los aspirantes a algún cargo público de carácter eclesiástico o civil demostraban la pureza de su árbol genealógico. El Concilio de Trento celebrado entre 1545 y 1563 como respuesta a la reforma protestante estableció, entre otras medidas, la creación y celebración de ritos y manifestaciones de culto que contrarrestaran la propagación de la reforma de Lutero. Este movimiento conocido como “contrarreforma”  va a dar lugar a la fundación de numerosas hermandades religiosas que exteriorizan la devoción a las imágenes y símbolos católicos. Zalamea no es menos, y enseguida se crean en nuestro pueblo cofradías y hermandades, reflejo de las ya fundadas en Sevilla, con el fin de demostrar la las profundas creencias religiosas de los zalameños y especialmente  de los integrantes  de la hermandad. No es por casualidad  que en 1581, al poco de terminar el concilio  y coincidiendo con un periodo álgido de actividad inquisitorial,  se funde en Zalamea la hermandad de la Vera Cruz con su procesión de disciplinantes, los hermanos de sangre vestidos con su túnica blanca y los de luz con hachas encendidas. El capirote que más tarde incorporaron a su vestimenta los “penitentes” de las mayorías de hermandades religiosas de Semana Santa fue una herencia recogida de aquellos que se colocaban a los condenados por la Inquisición en señal de arrepentimiento.

La Inquisición fue abolida por las Cortes de Cádiz en 1813, fue restaurada por Fernando VII en 1814, pero había entrado ya en declive desapareciendo definitivamente 20 años más tarde.

 

 

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