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ZALAMEA LA REAL - HISTORIA

NUEVOS DATOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL CULTO A SAN VICENTE

NUEVOS DATOS SOBRE LOS ORÍGENES DEL CULTO A SAN VICENTE

Recientes estudios sobre los inicios del cristianismo en España revelan que el culto a San Vicente Mártir en Zalamea pudo ser muy anterior a la fecha que hoy se le atribuye. Como hemos  comentado en otras ocasiones, la devoción a San Vicente parece que ya estaba arraigada en Zalamea antes de que tuviera lugar aquella elección formal como patrón del pueblo que se produjo el 24 de marzo de 1425 en la puerta de la iglesia en lo que probablemente se trató de un concejo abierto convocado a tal fin ante la existencia de una epidemia de peste que asolaba el pueblo para elegir un santo patrón que lo protegiese.

Por todos es sabido que San Vicente vivió a mediados del siglo III y principios del IV. Fue diácono del obispo Valero en Zaragoza. En aquel tiempo ejercía el cargo de prefecto  Publio Daciano, una especie de gobernados provincial, en  Lusitania y en Hispania citerior. Aunque se ha cuestionado la existencia de este gobernador romano, hoy el hallazgo y estudio de algunas inscripciones de la época demuestran su existencia real. Cumpliendo los edictos imperiales de Diocleciano, llevó a cabo la persecución de las primitivas comunidades cristianas en los territorios que gobernaba. Algunos autores le hacen responsable de la detención y muerte de Vicente de Huesca, diácono del obispo de Zaragoza, nuestro San Vicente. Su martirio y muerte se produjo en el año 304 o 305 de nuestra era y la tradición fija su fecha el 22 de Enero. Fue reconocido como santo  de una forma muy temprana por las primeras comunidades cristianas que se crearon en los siglos V y VI en nuestra península y su devoción se extendió rápidamente por todos los territorios, en los que se levantó en su honor ermitas y basílicas, de algunas de las cuales se conservan hoy vestigios. Vemos dos de ellos.

En los primeros años del siglo V penetran en España los vándalos y suevos, pueblos bárbaros que llegan aprovechando la debilidad del Imperio. No tarda mucho en producirse enfrentamientos entre ellos, llegando a materializarse en una batalla conocida hoy como la de los montes Nervasos, en la actual zona del Bierzo. Como consecuencia de esta derrota el rey vándalo Gunderico se ve obligado a desplazase al sur donde se hace fuerte en la Bética, llegando a saquear Hispalis. En este punto es donde aparece la leyenda que nos interesa en cuanto hace referencia a la existencia de una Iglesia dedicada a San Vicente en la ciudad  que intentó profanar y que según la leyenda misma fue la causa de su muerte. Lo que nos importa de esta leyenda es la mención de la basílica dedicada ya en aquel tiempo a San Vicente. Esa Iglesia existe aún dedicada al mismo santo, aunque reformada completamente, ya que las referencias sobre ella habla de su construcción en el siglo XIV o XV.

Por otro lado, es conocida, igualmente, la existencia de una basílica visigoda dedicada a San Vicente Mártir en la Córdoba premusulmana que mencionan algunas crónicas árabes del siglo X. Aunque algunos investigadores ponen en duda que pueda tratarse del mismo edificio, en el interior de la Mezquita de Córdoba, puede apreciarse hoy lo que queda de ella nada más entrar, a través de una mampara de cristal. Según algunos autores la basílica inicial fue respetada por los musulmanes aunque posteriormente en las sucesivas ampliaciones en tiempos del califato fue ya destruida y ocultada, quedando hoy sólo algunos restos de su cimentación y solería inicial.

Pues bien, todo esto viene a decirnos que el culto de San Vicente estaba ya bastante extendido en Andalucía occidental antes de la invasión musulmana y que las primeras comunidades cristianas lo llevaban allí donde se asentaban.

En Zalamea la Real los primeros vestigios del cristianismo lo tenemos alrededor del siglo VI o VII,  como lo demuestra la existencia de una cruz paleocristiana junto a los grabados de Los Aulagares. Esto no acredita que los que grabaran aquella cruz ya prestaran devoción al Santo, no hay ningún resto que lo pueda confirmar, no obstante es conveniente tener en consideración que los datos que hoy se barajan relacionan, como hemos dicho, el culto al Santo con las primeras comunidades.

Lo que si está comprobado es que después de la expulsión de los musulmanes, se refuerza de nuevo el culto a San Vicente, bien reconstruyendo las antiguas edificaciones o levantando otras nuevas dedicadas a su devoción.

Ya hemos mencionado otras veces que en las mismas reglas de la hermandan de 1425 se habla de obligaciones de los priostes según la “devoción antigua” de esta cofradía. Así mismo, las fuertes donaciones que recibe la hermandad nada más constituirse refuerzan la hipótesis de que el culto al santo ya tenía cierto arraigo especialmente entre la gente acomodada.

La falta de documentos y restos arqueológicos nos obliga a movernos en el terreno de las conjeturas, pero el contexto y los indicios contenidos en las primitivas reglas apuntan que la devoción a San Vicente Mártir en Zalamea  es muy anterior a 1425.

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Pie de foto para la ilustración

Restos hallados en el subsuelo de la Mezquita de Córdoba que algunos autores identifican con la antigua basílica de San Vicente

 

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