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ZALAMEA LA REAL - HISTORIA

INTRODUCCIÓN Y DESARROLLO DEL CRISTIANISMO EN ZALAMEA

INTRODUCCIÓN Y DESARROLLO DEL CRISTIANISMO EN ZALAMEA

Antes de entrar en cómo pudo introducirse el cristianismo en Zalamea la Real, vamos a echar un vistazo al contexto histórico en la Península Ibérica.

La tradición atribuye al apóstol Santiago y a San Pablo el inicio de la evangelización de la Península. No existen datos fidedignos que acrediten esa tradición. La única referencia que se encuentra es la intención de venir a nuestro país expresada por Pablo en su epístola a los Romanos.

Las últimas investigaciones apuntan a que el cristianismo fue introducido en nuestro país por las propias legiones romanas, consolidándose después en amplias zonas. Aunque en principio la nueva religión pudo practicarse con relativa libertad en todo el territorio del imperio, más tarde algunos emperadores, como fue el caso de Diocleciano  y Galerio, decretaron persecuciones, bien es verdad que no solo contra los cristianos,  que causaron los primeros mártires en Hispania, Fructuoso, Eulogio, Justa y Rufina, Vicente, que pronto se convirtieron en objeto de devoción para las primeras comunidades cristianas en la península. De ahí fue creciendo y extendiéndose entre la población hispanorromana. Las invasiones bárbaras, que acaban con el dominio romano, si bien hostigan en un primer momento  a estas comunidades, con el tiempo se convierten al cristianismo favoreciendo su difusión. De hecho en la conocida leyenda del rey Gunderico cuando después de la batalla de los montes Nervasos se refugia en la Bética encuentra una primitiva basílica dedicada a San Vicente; basílica que reformada y reconstruida más tarde es la Iglesia que hoy es conocida con ese mismo nombre en la ciudad de Sevilla.

Con la invasión musulmana la religión cristiana  pasa a ser una práctica relativamente tolerada, pero con unas duras condiciones para  el culto público.

Después de la reconquista la religión cristiana vuelve a adquirir su anterior prevalencia y se desarrolla hasta tal punto que va a impedir la práctica de otras creencias, como la musulmana y la judía.

Después del concilio de Trento se impulsa de manera notable las manifestaciones religiosas que tienen como objetivo contrarrestar la influencia de las herejías y deviaciones de la ortodoxia cristiana.

Hasta aquí un breve repaso de lo ocurrido a nivel nacional, vamos ahora a adentrarnos en como pudo producirse la introducción del Cristianismo en Zalamea. Existen pocos datos sobre cuáles eran las religiones practicadas por nuestros antepasados antes de la llegada del cristianismo, por el contexto general deducimos que creencias animistas o de carácter simbólico y el culto a dioses regionales, como el caso del dios celtíbero Endovélico, a los que luego se incorporaron los dioses del panteón romano, centraban el culto y las creencias de aquellos que habitaban el territorio de  lo que hoy es Zalamea. Está constatada la existencia de lugares sagrados en el término de Zalamea, como el caso de la zona de los Aulagares o Los Manatiales donde quedan reflejados grabados que demuestran el valor de esos lugares incluso para creencias más tardías como el mismo cristianismo.

 Los primeros indicios de la nueva religión se encuentran en el poblado paleocristiano del Cabezo del Castillo del Buitrón lo que apunta a que puede que el cristianismo fuera introducido en nuestra zona por contingentes poblacionales relacionados con el comercio o la explotación de la minería. También hay que considerar  un  posible culto a San Vicente Mártir con anterioridad a la propia reconquista. Como ya hemos mencionado el culto a estos primeros mártires está directamente relacionado con las primeras comunidades cristianas.

Los otros indicios que apuntan a la existencia de estas comunidades primitivas es la existencia de la cruz de calvario o de gólgota hallada junto a los grabados de los Aulagares y las tumbas antropomorfas encontradas en el término cuya datación puede establecerse en un  amplio periodo de tiempo comprendido entre los siglos VIII y XVI de nuestra era. La datación cronológica exacta de estos restos arqueológicos  sería muy interesante por cuanto nos ofrecería información sobre la existencia de población mozárabe en la antigua Salamya. Puede que durante la dominación musulmana, a pesar de la presión fiscal y social a que fue sometida por los nuevos señores, persistiera alguna población que se mantuvo fiel al cristianismo, abierta o secretamente,

Tras la reconquista a mediados del siglo XIII los nuevos repobladores castellano-leoneses generalizan y refuerzan el cristianismo en la entonces Zalamea del Arzobispo y encontramos las primeras referencias arquitectónicas y documentales. Son las antiguas ermitas  de Santa María de Ureña, hoy San Blas,  y la primitiva de Santa Marina de El Villar, situadas a extramuros de ambas poblaciones, que  se levantaron sobre los restos de anteriores construcciones romanas que aún pueden apreciarse; de igual manera ocurre con la conocida como Iglesia de las dos naves, tal como es llamada en las antiguas reglas de la hermandad de San Vicente en 1425, cuya torre, según recientes estudios, se levanta sobre un antiguo “castellum” romano. Por cierto, “castellum” que, parece ser, dio nombre a la actual calle Castillo. La Edad Media fue, pues, testigo de la consolidación del cristianismo en Zalamea.

Tras el concilio de Trento, celebrado a mediados del siglo XVI, se promueve la creación de hermandades y cofradías que exterioricen los cultos y devociones de la ortodoxia católica como manera de contrarrestar la difusión de la reforma protestante iniciada en Centroeuropa. Así, como espejo de lo ocurrido en Sevilla, a cuyo reino pertenecimos hasta la creación de la provincia de Huelva, se crea en Zalamea la Hermandad de la Vera Cruz en 1580, germen de la actual Semana Santa zalameña, y la del Santísimo Sacramento de El Villar en 1590, posiblemente reflejo de otra existente en la villa.

Desde ahí,  las manifestaciones religiosas cristianas proliferan y en el siglo XVIII son ya  trece las celebraciones vinculadas a hermandades o cofradías. Con el paso del tiempo muchas de ellas han desaparecido, como la Suma Caridad, la del Carmen o San Antonio, otras, sin embargo, conocidas por todos, han permanecido hasta nuestros días y su historia es sobradamente conocida.

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Imagen de la ilustración: Cruz de Calvario o Gólgota grabada en una de las rocas de Los Aulagares  (Zalamea la Real)

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