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ZALAMEA LA REAL - HISTORIA

EL MEGALITISMO EN ZALAMEA LA REAL (III)

EL MEGALITISMO EN ZALAMEA LA REAL (III)

    Especificamos en el capítulo anterior los cinco tipos de monumentos funerarios que  hallamos en Zalamea. Nos centraremos en esta ocasión en los tres primeros.

     Todos ellos disponen de unos factores comunes, el contar con una puerta de acceso, un corredor y una cámara que ofrece una disposición en forma de V que ha venido a definir, según algunos autores (Piñón 1.985), el tipo de construcción, cubierto todo ello por un túmulo delimitado por un anillo peristalítico.

     El perímetro interior está relacionado con ortostatos que van aumentando de tamaño desde el corredor a la cámara, adecuadamente apuntalados en el firme y culminados con ortostatos de cubierta para cerrar el monumento y cubiertos todos ellos con un túmulo elaborado con tierra y piedras. El sistema  de montaje no está suficientemente estudiado, probablemente el túmulo se construyera simultáneamente con las piedras verticales y no es descartable que el interior también se rellenara con el fin de permitir la consolidación de aquellas y facilitar el acceso y colocación de las pesadas cubiertas. Una vez colocadas éstas procederían a cubrirlo en su totalidad con tierra.

     El túmulo está compuesto  por piedras superpuestas, compactadas con tierra y agua. Esta colina tumular cubría todo el monumento, disimulándolo en el entorno geomorfológico. El perímetro del túmulo viene delimitado por un anillo peristalítico que en algunos casos se trata de una simple hilera de piedras y en otros ha sido necesario levantar una pared por  la configuración del terreno. El túmulo ofrece en general una forma circular aunque en muchos casos se adapta a la orografía de la colina natural sobre la que se ha asentado. El diámetro del monumento oscila entre catorce y veintiún metros. El piso de la cámara y el corredor están terminados, en algunos casos, con una especie de barro rojizo muy bien compactado mientras que en otros se observa un empedrado  de guijarros blancos y determinados vestigios apuntan a que los ortostatos pudiesen estar pintados. Igualmente el túmulo puede que tuviera algún tipo de coloración que lo destacara de su entorno de manera que el aspecto exterior del monumento megalítico causara impacto visual y cumpliera su función, al margen de la funeraria, de señalización del territorio como dominio de un clan o tribu

      El acceso al interior se configura por un estrechamiento del corredor que posteriormente, ya en el exterior, se abre para buscar el anillo peristalítico. Dicho estrechamiento se culmina por una piedras verticales, una a cada lado, bien diferenciadas del resto de los ortostatos del corredor que señalan el inicio del mismo y que servirían de soporte o “ bastidor” para una puerta de piedra o madera.

 En algunos de ellos se detecta la presencia de una antecámara separada de la cámara principal por una losa colocada de forma transversal o simplemente definida por un ensanchamiento del espacio sepulcral (dolmen nº 4 de El Pozuelo). La cámara presenta en la mayor parte de los casos una forma poligonal al igual que las cámaras anejas. En otras galerías, el fondo está formado por una piedra  grande y única (dólmenes  18 y 14); normalmente este último caso es propio de los pequeños dólmenes de galería en los que la cámara y el corredor es todo uno.

 En proporción a las cámaras , el corredor es corto y sólo en muy pocos casos se observa  un corredor relativamente largo (dolmen 7). En los dólmenes de galería múltiple, el corredor no se encuentra necesariamente  en el centro sino que puede estar colocado en una situación lateral con respecto a las cámaras. La orientación es en general, salvo en contadas excepciones de este a oeste, con el corredor dispuesto hacía levante.

 

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