Blogia
ZALAMEA LA REAL - HISTORIA

EL APROVISIONAMIENTO DE AGUA EN EL PASADO (I)

EL APROVISIONAMIENTO DE AGUA EN EL PASADO (I)

Las características del consumo de agua y las condiciones en las que hoy disfrutamos de ella a través de una red de distribución que nos permite disponer de este elemento con facilidad y abundancia con el simple hecho de abrir un grifo en nuestra propia casa, nos ha hecho perder la perspectiva de la importancia y las dificultades que su aprovechamiento tuvo en el pasado, sin embargo nuestra historia nos demuestra que, desde el principio, estos puntos de aprovisionamiento de agua jugaron un papel fundamental en los orígenes y desarrollo de Zalamea.

 La misma “leyenda de Salomón”, sobre los orígenes del pueblo le confiere una importancia fundamental cuando cuenta que llegada la expedición encabezada por la hija de aquel rey, hallando abundante aguas saludables y medicinales, estableció aquí su campamento. Al margen de la más que dudosa veracidad de la leyenda, es incuestionable que el origen del núcleo actual de población estuvo estrechamente relacionado con la abundancia de agua.

Queremos hacer un repaso de los principales recursos hídricos y su evolución, refiriéndonos en esta ocasión solo a los del núcleo de población principal dejando para otra ocasión los del resto del término municipal

Las primeras referencias escritas sobre ellos aparecen en las Ordenanzas Municipales de 1535 en las que se refieren las siguientes fuentes:

Fuente de la Alameda de Abajo

Fuente de la Alameda

Fuente de Alonso Miguel

Fuente de la Atalaya

Fuente del Fresno

Fuente de arriba del Fresno

Fuente de abajo del Fresno

Fuente de Mingo Gil

Fuente de Mingo Marcos.

Nos atrevemos a asegurar que estos lugares o puntos de suministros de agua, ya aprovechados seguramente por los distintos pueblos que se asentaron aquí, son los que hoy en su mayoría se siguen utilizando, habida cuenta de la preocupación que había entonces por su preservación, pero con el paso del tiempo cambiaron su fisonomía y denominación y, en algunos casos, incluso su ubicación. Tratar de identificarlas con las que existen hoy es difícil, no obstante es posible reconocer algunas, como es el caso de la Fuente del Fresno que sin duda fue desde el principio la que más importancia tuvo  y la que ha mantenido el mismo nombre. Probablemente una de las que se denomina de “Arriba “ o de “Abajo” del Fresno pudieran tratarse de la que hoy conocemos como Pilar de la Fuente o de la Plaza de Abastos, así mismo la que se llama Fuente de la Alameda, quizá se trate de lo que es hoy Pilar de las Indias y la denominada Alameda de Abajo, fuese el Pilarete. La de Mingo Marcos, situada al parecer frente a la huerta del Cano, ha sido reconstruida recientemente por un grupo de voluntarios, siguiendo un plano realizado por Ricardo Gómez Ruiz. A pesar de nuestros esfuerzos el resto ha sido imposible relacionarlos.

Por otra parte nuestras ordenanzas de 1535 hacían una regulación minuciosa  del uso que de ellas podía hacerse. Por ejemplo en todas se prohibía el lavado de paños y abrevar el ganado, sin duda porque en el pueblo y sus alrededores habría otros lugares donde podría hacerse; se prohibía lavar cueros en las fuentes y pilares de Alonso Miguel, Mingo Marcos y la Atalaya, por el contrario esto podría hacerse en las aguas que fluían de la Alameda, de la Alameda de Abajo y de Alonso Miguel, manteniendo una distancia de una soga toledana (8 metros) del pilar. La del Fresno se destinaba exclusivamente al consumo humano. Como vemos se cuidaba con esmero la calidad del agua.

El denominado "Libro de los Desposorios", transcrito en el siglo XIX, nos explica que en el año 1793 se hizo el Pilar de las Fuentes, denominado también por aquel entonces Fuente de los Cuatro Caños, construido a expensas del cura Juan Domingo López, con la contribución de algunos vecinos de la villa; igualmente se refiere que cuatro años más tarde, en 1797, hubo de hacerse una obra de reparación de la cañería que conducía el agua hasta ese punto para evitar que las aguas de correntías e inmundicias penetraran en él, lo enturbiase y diesen mal olor. Se menciona también, de manera indirecta la Fuente del Fresno y el Pilar Viejo, por haberse utilizado materiales sobrantes de una obra que se había realizado en este último.

 En 1826, en un documento que  relaciona aspectos económicos y de población,  refiere que existían 5 pilares de “abundantísima” agua. No los identifica ni da nombre de  alguno, pero si se mencionan, sobre los pilares, que cuatro de ellos se encontraban en la entrada del pueblo y uno de ellos en el centro. Puede que este último sea el que más tarde se denominará como Pilar de las Calles. Los restantes pensamos que pueda tratarse del Pilar de las Indias. del de la Fuente, del Pilar Viejo y quizás el cuarto sea uno, hoy desaparecido, que posiblemente se hallaba  en las inmediaciones de la Puerta Real.

Acerca de las fuentes se nos dice que había dos, una a levante y otro  a poniente, que debían ser la Fuente del Fresno y la Fuentecita. Esta última existe aún, pero en un estado total de abandono. La distinción  que el mencionado documento hace entre Pilares y Fuentes refleja las diferencias de uso. Mientras que los pilares tenían un uso múltiple, como abrevadero o para lavar en su derrame, las fuentes se destinaban casi exclusivamente al consumo humano. Hubo, así mismo, pozos públicos de uso común situados en distintos lugares del pueblo como el de “Los Pocitos, el de la calle Tejada, Paseo Redondo, etc.

Manuel Domínguez Cornejo         Antonio Domínguez Pérez de León

0 comentarios