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ZALAMEA LA REAL - HISTORIA

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN ZALAMEA LA REAL (VI)

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN ZALAMEA LA REAL (VI)

TIEMPO DE GUERRA. ZALAMEA AL BORDE DE LA RUINA

  Una vez saqueado el pueblo las tropas francesas se marchan y las españolas, aunque se batieron en retirada, permanecen por la zona de la sierra, la población se encuentra en una situación en que sufre las exigencias de los dos ejércitos que le demandan víveres y aportación material o económica. Por ejemplo el día 9 de  Junio de 1810 se envía una carta desde el cuartel general de Fregenal pidiendo que se le mande el ganado que quede y las armas recogidas por las justicias. El 28 de ese mismo mes, el general Ballesteros envía  otra desde Campofrío  al director de las minas de Rio Tinto, Don Vicente de Letona,  con residencia en Zalamea, que dice textualmente:

 Amigo mío: Ya sabe vuestra merced mi modo de pensar sobre el que tenga la tropa la subsistencia que le corresponde. Me veo en la actualidad permanentemente escaso de pan. Se lo digo a vuesa Merced porque sé que me sacará de este compromiso y porque conociendo lo que importa a la patria este servicio, ni me hará variar el concepto distinguido que tengo de vuestra merced y de ese noble vecindario, ni dará lugar su merced a que nos disgustemos, cosa muy sensible para mí, con todos los españoles y especialmente con un hijo de Zalamea.

 Pero el esfuerzo económico exigido por unos y otros pone a la población al borde de la ruina y con gravísimos problemas de abastecimiento. Una muestra de ello es que los arrendatarios de aguardiente, vinagre, aceite y vino solicitan que se les exima de la obligación de aprovisionar de estas materias. Se trataba de personas que habían concertado con el Consistorio Municipal una especie de designación exclusiva para proveer a la población de estos productos a cambio de una cantidad estipulada. Su petición es denegada por el Ayuntamiento. Ello evidencia las enormes dificultades que debían existir para obtenerlos. Tenemos constancia de que en las aldeas ocurrió algo parecido.

 Ambos ejércitos nos volvieron a exigir dinero y provisiones  de nuevo en 1811. Así, en Junio de ese año, se recibe en el pueblo una petición desde la villa de Campofrío de los generales españoles Francisco Javier Castaños y Juan Blázquez, los cuales solicitaron por una sola vez el diezmo de todos los ganados que tengan los vecinos de la Villa y el pan que pueda juntarse a lo que el concejo respondió accediendo aunque ello suponía el colapso económico del pueblo. Además, antes, en las jornadas próximas a la  ya mencionada batalla de Palanco, Zalamea aprovisionó a todos los hombres que se juntaron en nuestro término para perseguir al enemigo francés. Un escrito dirigido a la Junta Central por los alcaldes ordinarios Juan Lorenzo Serrano y Manuel Muñoz Lancha pone de manifiesto el coste que supuso el mantenimiento de las tropas y partidas españolas que se movieron en esta población. El escrito dice así:

“…..Llevados del mayor celo y amor patrio, incansables en la persecución de los enemigos, haciéndole sacrificios para facilitarles  raciones y todo lo necesario a las tropas españolas como son los de la división del general  Deuico, Copons, partidas de guerrillas de Ayamonte y las del regimiento de Córdoba, dispersos y cuantos transitaron por esta jurisdicción desde el 1 de Marzo de 1810 hasta el 30 de Marzo del mismo, gastaron 81.321 reales y 22 maravedies y a la división del señor mariscal de campo don Francisco Ballesteros, desde el 31 de marzo hasta el 13 de Abril de 1810 en raciones de menestra 126.858 reales, 4 maravedies que hacen un total de 208.179 reales y 26 maravedies”.

Sabemos, así mismo, que se le denegó suministro a algunas partidas que no habían acreditado suficiente celo en su lucha contra los invasores

 Por su parte las tropas francesas también nos exigieron tributos, en concreto 22000 reales mensuales que se deberían entregar los días 25 de cada mes, todo ello bajo amenazas de que el ejército entraría arrasando el pueblo si no atendíamos este tributo militar.

 En tales circunstancias, Zalamea se ve abocada a una profunda penuria económica que se prolongaría más allá de la contienda.

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